«Por amor al arte…y al inglés.» The Quest! Manifesto by Lidia Chinea Martín. PRÓXIMAMENTE

El Movimiento Quest! es el nombre que le he dado a la suma de miles de horas de entrenamiento lingüístico que he brindado a lo largo de los últimos veinte años para la mejora del habla y la comprensión auditiva del inglés. Como fundadora y embajadora de dicho movimiento, siempre he optado por dejar la comprensión lectora y escrita en un segundo plano, pero nunca porque las considerase competencias irrelevantes. Obviamente, son de vital importancia para un dominio completo del idioma, para el éxito en exámenes oficiales escritos, etc. Recomiendo practicar ejercicios de lectura y de escritura en soledad al ritmo particular de cada persona para luego tratar los errores y las dudas que afloran en sesiones conversacionales posteriores. Los entornos naturales y agradables favorecen la adquisición de idiomas. Las sesiones formativas son más eficaces si suceden en lugares cotidianos que formen parte de la vida real de las personas, ya sean el propio lugar de trabajo o en la calle. En definitiva, he observado que el lugar donde mejor se aprende es fuera del aula cerrada, fuera de una mesa y prescindiendo de complejos libros de texto llenos de ejercicios de rellenar huecos.

El Método Quest! imita de un modo acelerado y estructurado la forma en la que los bebés aprenden a hablar por primera vez para luego aplicarlo en adultos. Ningún bebé del mundo aprendió a hablar memorizando listas de verbos irregulares ni rellenando huecos en textos con las preposiciones o tiempos verbales correctos. ¿Por qué habrían de hacerlo así los adultos? Se aprende más y mejor practicando y aplicando cantidades ínfimas de teoría a conversaciones reales desde el minuto cero.

La (con)ciencia detrás del método. Todas las personas que han pasado por Quest!, independientemente de su edad y capacidad intelectual, recuerdan en mayor grado lo que dicen, hacen y sienten por encima de lo que leen o escriben. Por ello, en Quest! siempre se le ha dado más importancia a las destrezas más activas y prácticas del idioma, que son la de escuchar y sobre todo hablar mientras realizamos actividades cotidianas amenas. Mi objetivo ha sido siempre el de vivir el idioma en lugar de simplemente estudiarlo.